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Sinopsis de España Reivindicada. El imperfecto paraíso terrenal.
“Lo cierto es que somos un país encantador y desquiciante, que puede ser a la vez ruidoso y monacal, tierno y colérico, místico y zafio, síntesis contradictoria de una historia grandiosa de generosidad y de olvido de sí misma... En nuestras manos está luchar por que ese imperfecto paraíso terrenal al que llamamos España no sea solo un recuerdo del pasado. Pues, a lo mejor, siendo sencillamente españoles volvemos a tener un mensaje de humanidad que transmitir al mundo”.
Con esta obra podemos reflexionar si tantas dudas sobre nuestro legado histórica provienen de nuestro rigor religioso pues, ya nos dice el autor que “…nunca ha habido a lo largo de la Historia ningún otro Imperio que se haya planteado su legitimidad para conquistar territorios que estuvieran en un menor grado de civilización, como lo hizo España, al poner en tela de juicio la legitimidad de su legislación, en respuesta a las denuncias de sus propios ciudadanos. Ni la Grecia de Alejandro Magno, ni la Roma de los Césares, ni la Francia napoleónica, ni la Inglaterra victoriana, ni los casi mesiánicos Estados Unidos, ni ningún otro poder político que haya existido jamás sobre la tierra dudó nunca de su misión providencial para extenderse sobre otros territorios cuando tuvo la oportunidad de hacerlo y se encontraba en el zénit de su poderío. Tan solo nuestra patria tiene la inmensa gloria moral de haber sido la única autoridad imperial que, en la cumbre de su supremacía, se cuestionó a sí misma y se planteó en términos muy estrictos la licitud de su expansión. Y esos planteamientos críticos y éticos estuvieron basados en su estricta religiosidad, católica por más señas, que le llevaba a interesarse por los derechos particulares de las poblaciones conquistadas. Fue lo que se conoció como “la duda indiana”, los reparos de conciencia que tuvo Carlos I por ejercer un poder que todos los demás Imperios han detentado sin el menor escrúpulo.”
“La potencia de nuestro país no era exclusivamente, como ya sabemos, un asunto de ejércitos y de poderío militar, sino que tenía muchísimo que ver con otras ‘fuerzas espirituales’ y con lo que ahora denominamos la ‘cultura’.”